El cardenal Juan José Omella tiene pánico a que haya un choque de trenes entre la Iglesia y el Gobierno. Por eso la reunión de ayer se vendió, tanto en el comunicado de la Iglesia como en el del Gobierno, como cargada de un clima “cordialidad”. Aunque no se quiera decir que no lo tuviera. Cordialidad con problemas.
Temas en los que hay acuerdo
Es cierto que hay temas en los que se está de acuerdo, tal y como se recoge coincidentemente en sendos comunicados.
“Al mismo tiempo –dice el de la Conferencia Episcopal- se ha tratado la cuestión sobre la protección social a los colectivos más vulnerables, especialmente en la vivienda, y se ha señalado la importancia de las diversas formas de protección social”.
Y añade el del Gobierno habla del “reconocimiento y la utilidad de las medidas de escudo social implantadas durante los meses más duros de la pandemia”.
Problemas
Pero después llegan los problemas. De las tres Comisiones que venían trabajando desde hace meses, la dedicada al Régimen Tributario -el IBI-, la Obra Pía de Roma y la dedicada los bienes inmatriculados, en ésta última se produjo el conflicto por la actitud maximalista del Gobierno que quería dar un paso más que la mera revisión de los bienes inmatriculados.
O como dice la nota episcopal: “Intensificando el trabajo en la referida a Inmatriculaciones que revisan el listado presentado por el Gobierno de los bienes inmatriculados por la Iglesia entre 1998 y 2015”. Revisión discutida al tratarse de una cuestión registral que no atañe a los Acuerdos Iglesia-Estado.
De hecho, según ha podido saber Religión Confidencial, en uno de los últimos Comités Ejecutivos de la Conferencia Episcopal, los miembros decidieron que había que plantear esta cuestión al Gobierno.
Obra Pía de Roma
Después está el interés del Gobierno con hacerse con la Obra Pía de Roma, una especie de desamortización encubierta de unos bienes históricamente originarios de la Iglesia, no menores, que están bajo el paraguas del Estado y de los que depende la buena salud financiera de la Iglesia española de Monserrat entre otras muchas obras de caridad en Roma.
Una Obra, consideraba propiedad de la Embajada, en cuyo patronato está la Iglesia, que le dio muchos quebraderos de cabeza al Embajador Carlos Abella. No hay más que recurrir a sus “Memorias confesables” y lo que escribió entonces al respecto de la campaña de la izquierda. Este asunto, sin duda, dará mucho qué hablar, entre otras razones porque implica de forma indirecta a la Santa Sede.
Ley de Educación y abusos
Lo que dice el comunicado de la Iglesia, a lo que no se refiere el del Gobierno, es que “también se ha trasladado la preocupación por la implantación de la ley de Educación y su desarrollo en el ámbito de las Comunidades Autónomas”.
Otra cuestión es la de la investigación de los abusos a menores, que el Gobierno recalca especialmente en su comunicado cuando dice que “el ministro Bolaños le ha trasladado la preocupación del Gobierno por que todos los casos se aclaren y se resuelvan lo antes posible”.
A lo que la Iglesia señala en su comunicado que “el Card. Omella ha explicado al ministro Félix Bolaños, el camino que la Iglesia española ya está realizando en comunión con la Santa Sede”.
El Gobierno quiere meterle el dedo a la Iglesia en lo referido a la investigación de los abusos a menores. Pero esa carta la deja para más adelante.
Como ha señalado a Religión Confidencial una fuente de la Conferencia Episcopal Española, “colaboración en temas sociales pero discrepancia en cuestiones antropológicas y en las económicas del día a día. Y el debate de fondo de la contribución social de la Iglesia y su financiación”.
Los temas sobre la mesa aún pendientes. Como dice el refrán popular, dos no riñen si uno no quiere.