El próximo 26 de junio concluirá el Año de la Familia convocado por el Papa Francisco que comenzó el 19 de marzo de 2021 y que el Santo Padre impulsó con motivo del quinto aniversario de la publicación, en 2016, de la exhortación sobre la familia «Amoris Laetitia».
Como colofón final a este Año “Familia Amoris Laetitia”, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida del Vaticano ha publicado un nuevo documento para la preparación al sacramento del matrimonio: “Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial” con prefacio de Francisco.
Estos son los 20 puntos principales
- La Iglesia, en todo tiempo, está llamada a anunciar nuevamente, especialmente a los jóvenes, la belleza y la abundancia de gracia que encierra el sacramento del matrimonio y la vida familiar que de él se deriva.
- Así como para el bautismo de los adultos el catecumenado es parte del proceso sacramental, también la preparación para el matrimonio debe convertirse en una parte integral de todo el procedimiento del matrimonio sacramental, como un antídoto para evitar la proliferación de celebraciones matrimoniales nulas o inconsistentes.
- Con una preparación demasiado superficial, las parejas corren el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se “desmorone” en poco tiempo y no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables.
- Estos fracasos traen consigo un gran sufrimiento y dejan profundas heridas en las personas. Se desilusionan, se amargan y, en los casos más dolorosos, acaban incluso por dejar de creer en la vocación al amor, inscrita por Dios mismo en el corazón del ser humano.
- El Papa Francisco espera que el documento fuera seguido por otro que brinde orientación y sugerencias claras para acompañar a las parejas «que han experimentado el fracaso de sus matrimonios y viven en una nueva relación o se han vuelto a casar civilmente».
- Por tanto, existe ante todo el deber de acompañar con responsabilidad a quienes expresan la intención de unirse en matrimonio, para que sean preservados de los traumas de la separación y no pierdan nunca la fe en el amor.
- «Me viene a la mente muchas veces cuando pienso que la Iglesia dedica mucho tiempo, varios años, a la preparación de los candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa, pero dedica poco tiempo, sólo unas semanas, a los que se preparan para el matrimonio», dice el Papa.
- El documento no es un curso de preparación al matrimonio, pero ofrece indicaciones para lanzar «un itinerario catecumenal para la vida conyugal», diseñado para ayudar a los jóvenes a comprender el sacramento, preparar a las parejas comprometidas para celebrar su matrimonio y apoyar a los recién casados en los primeros años de su vida matrimonial.
- Este «catecumenado matrimonial» real para parejas debería durar alrededor de un año y comenzar con una celebración o «rito de compromiso». La segunda fase debe incluir unos meses de preparación más inmediata y un retiro previo justo antes de la boda. La tercera fase de asistencia a los recién casados debería durar dos o tres años.
- La preparación debe durar lo suficiente para permitir que las parejas tengan tiempo para una verdadera reflexión y maduración; poner en el centro la fe y el encuentro con Cristo; y pasar por distintas etapas: formación, reflexión, discusión, diálogo, liturgia, comunidad, oración y celebraciones.
- El equipo pastoral parroquial deberá ser sensible y discernidor en situaciones en las que las personas comprometidas o solo una de ellas se niegue a participar en el catecumenado.
- “La disminución del número de personas que, en general, se casan, pero también y sobre todo la corta duración de los matrimonios, incluso sacramentales, así como el problema de la validez de los matrimonios celebrados, constituyen un desafío urgente, que pone en juego el cumplimiento y la felicidad de tantos fieles laicos en el mundo», ha afirmado el dicasterio.
- El objetivo del «catecumenado» matrimonial no es simplemente transmitir la enseñanza de la iglesia sobre la sexualidad, el matrimonio y la vida conyugal, aunque estos son esenciales, sino ayudar a las parejas a reconocer y prosperar en «el misterio de la gracia sacramental, que les pertenece en virtud del sacramento: hacer vivir la presencia de Cristo con ellos y entre ellos».
- Para los católicos el matrimonio no es una celebración de un día, sino que «es una vocación, un camino hacia la santidad que abarca toda la vida».
- La preparación debe incluir alentar a las parejas a observar la «castidad prematrimonial» para que se concentren en el diálogo y en conocerse mejor.
- En caso de que explícita y formalmente rechacen lo que la iglesia pretende lograr al celebrar el matrimonio, la pareja no podrá ser admitida a la celebración sacramental. Sin embargo, si hay una «disposición imperfecta», pueden casarse, pero el sacerdote y las parejas encargadas del ministerio a las familias deben hacer un seguimiento y ayudarlos a crecer en la fe y su comprensión de lo que enseña la iglesia.
- El itinerario no se limita a la comunicación de contenidos doctrinales y pretende ir más allá de la tipología clásica de los “cursos matrimoniales”, para lo cual utiliza no sólo el método de la catequesis, sino también el diálogo con las parejas, los encuentros individuales, los momentos litúrgicos de oración y celebración de los sacramentos, los ritos, el dialogo entre las mismas parejas que participan en el itinerario, la intervención de expertos externos, los retiros y la interacción con toda la comunidad eclesial, que apoya y participa en el largo proceso de preparación de las parejas.
- En cada fase del itinerario se mantienen siempre unidos el camino del crecimiento humano (formación de una armónica y sólida personalidad, superación de la inmadurez, de las cerrazones y de los miedos, dinámicas relacionales generales y de pareja, habilidades de comunicación y diálogo, etc.).
- También el proceso del crecimiento espiritual (aceptación del amor de Dios, conversión personal y superación de los límites morales, vida de oración, comprensión de la dimensión comunitaria y eclesial constitutiva de la fe, asistencia a los sacramentos, etc.).
- El itinerario catecumenal para jóvenes y parejas quiere inscribirse en la realidad concreta de hoy en día y no teme abordar temas y cuestiones que representan desafíos sociales y culturales: la educación en el amor auténtico que no se limita a frágiles experiencias afectivas, el reconocimiento de la riqueza y de la complementariedad de lo masculino y lo femenino, la educación en la afectividad y la sexualidad, el valor de las elecciones definitivas, el valor humano, espiritual y social de la familia, las cuestiones bioéticas, etc. De este modo, contribuye a la formación de la conciencia moral personal y a la formulación de un proyecto de vida familiar.