Durante un voluntariado en la diócesis de Canarias, tres estudiantes del Seminario Metropolitano han podido «ver el rostro de Dios en cada mujer y cada niño» migrante con los que han tratado
«Los migrantes no son números, sino prójimos. Son hermanos». Manuel Jiménez, vicerrector del Seminario Metropolitano de Sevilla, se resiste a aceptar la frialdad de las estadísticas como única herramienta para comprender la dura experiencia de la emigración. Acaba de comprobar en persona otra forma de acercarse al asunto: entre el 9 y el 20 de este mes de julio ha acompañado, junto al director espiritual del Seminario, a tres seminaristas en un voluntariado con personas migrantes en la diócesis de Canarias, de la mano de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca.
Esta vivencia forma parte de la experiencia pastoral en distintas áreas o servicios eclesiales con la que los seminaristas completan su formación académica. En una entrevista para la web de la Archidiócesis de Sevilla, uno de los participantes, José Alberto Torres, de cuarto curso, explica que su campo de trabajo se ha focalizado «en el centro de menores de origen marroquí, en otro de mujeres migrantes con hijos, en la casa de acogida de mujeres en alto riesgo de vulnerabilidad por trata de blanca, y en el centro Canarias 50 en el pabellón de mujeres y algunos hombres con hijos».
Junto a Torres han participado Evaristo Bobillo, de primer curso, y Pablo Noguera, seminarista en régimen especial. Todos ellos recibieron una formación previa para saber cómo acompañar a los migrantes, complementaria de la guía que supone el reciente documento de la Conferencia Episcopal Española sobre la realidad migratoria. Las tareas concretas de los seminaristas, según Torres, han tenido que ver fundamentalmente con «la impartición de clases de español y tareas de cultura general, así como acompañamiento en actividades recreativas y formativas, y, sobre todo, una necesaria labor de escucha».
Pero quizá hayan sido ellos los que más han recibido: Torres asegura que esta vivencia le ha ayudado a «ver el rostro de Dios en cada mujer y cada niño con los que hemos hablado y hemos tratado; la necesidad de poner cada día nuestra vida en manos del Señor para que nos guíe e ilumine y corroborar la gran familia que es nuestra Iglesia». Además, como seminarista, este tipo de experiencias «hace sólida» su «vocación de entrega y servicio» y le ayuda «a trabajar la misericordia de Dios con nuestros semejantes. No podemos amar a Dios si no amamos a nuestros semejantes».
Que Cristo no nos diga: «Fui forastero y no me recibisteis»
Por su parte, el vicerrector del Seminario Metropolitano ha asegurado que en esta experiencia «no ha resuelto los interrogantes del fenómeno migratorio», pero sí ha entendido que las personas migrantes «no son números, no son problemas, no son delincuentes en potencia o personas que vienen a quitarnos derechos o a amenazar nuestra civilización», sino que «son prójimos, son hermanos». En ellos, añade, debemos «descubrir a Cristo sufriente» y «sembrar la semilla del Evangelio desde la caridad».
La cercanía deshace la indiferencia. Como explica Jiménez, «después de conocer a personas como Cumba, Aisha, Sandra, Djaneba, Diabo, etc., después de acercarme a sus dramáticas historias vitales, siento que no soy quién para decirle a alguien que no debe dejar su país o que no puede entrar en el mío, o que debe ser devuelto al lugar del que partió. No son números, no son problemas, no son delincuentes en potencia o personas que vienen a quitarnos derechos o a amenazar nuestra civilización. Son prójimos. Son hermanos. Que Cristo no pueda decirnos a nosotros un día: ‘Fui forastero y no me recibisteis’».
Además de su trabajo con personas migrantes, los seminaristas también pudieron visitar otras realidades de la Iglesia diocesana de Canarias. Así, acudieron a una casa de enfermos mentales que llevan los hermanos de la Cruz Blanca, acompañaron a las religiosas oblatas en su apostolado con prostitutas, conocieron la labor educativa y pastoral de los claretianos, y se acercaron al trabajo del Centro diocesano de Orientación Familiar, entre otras actividades.
La entrada Cumba, Aisha, Sandra, Diabo… Los seminaristas de Sevilla conocen la realidad de los migrantes en Canarias se publicó primero en Revista Ecclesia.