REDACCIÓN CENTRAL, 15 Ago. 22 (ACI Prensa).- “La Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, terminado el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”, así está señalado, con toda claridad, aquello que constituye una verdad de fe sobre la Virgen María: nuestra madre fue asunta en cuerpo y alma a los cielos.
Dios benevolente
Las líneas arriba citadas pertenecen a la Constitución Apostólica “Munificentissimus Deus” (Benevolísimo Dios), con la que el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María el 1 de noviembre de 1950. A partir de entonces, cada 15 de agosto, celebramos la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
En camino hacia nuestra Casa de la mano de María
San Juan Pablo II, al referirse al dogma de la Asunción en 1997, señaló lo siguiente: “En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio".
Posteriormente, Benedicto XVI, en 2011, afirmó: "María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”.
Finalmente, el Papa Francisco, en 2013, señaló en torno a la Asunción que “esto no significa que esté lejos, que se separe de nosotros; María, por el contrario, nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal”.
El Dogma de la Asunción
Si quieres conocer más sobre la Asunción de María, te recomendamos este artículo de la Enciclopedia Católica: https://ec.aciprensa.com/wiki/Dogma_de_la_Asunción_de_la_Santísima_Virgen_María
¡Madre asunta a los Cielos, ruega por nosotros, tus hijos!
Más información en el especial de la Asunción:
¿Qué es el Dogma de la Asunción? ¿Qué día y cómo fue la Virgen al cielo? La Fiesta de la Asunción Especial de la Virgen María La Asunción en la Enciclopedia Católica Especial de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María