Si hubiera…

La historia de México nos regala una frase del General Pedro María Anaya. Al momento de rendirse con el general Twig, después de hacer una honrosa defensa del Convento de Churubusco, el general vencedor preguntó por el parque (municiones), a lo que el General Anaya respondió:

Si hubiera parque no estuviera usted aquí. ¿No te ha tocado ver una situación como esta? Que se sabe lo que se necesita, pero no se tiene.

Pongamos un ejemplo: Cuando alguien está desempleado, sabe que necesita de un trabajo. En estos tiempos, aun con capacidad, no es sencillo encontrarlo. Así que escuchar a alguien preocupado por el tema y decirle simplemente: “¡Échale ganas, a buscar trabajo!”, puede ser un tanto vano. No es lo mismo que decirle: “¿Qué tipo de labor puedes desempeñar para ayudarte a buscar?”.

El apóstol Santiago nos recuerda en su carta lo fácil y comodino que es decirle a un hermano: “Aliméntate, vístete” (¡Anímate!), pero sin darle los medios para ello. Decir es sencillo, lo complicado es ayudarle a obtener alimento, vestido o el ánimo. Allí se requiere de un esfuerzo mucho mayor que la simple frase vacía.

Es difícil que alguien que tiene agua potable se muera de sed. Aconsejar a un sediento que beba cuando no tiene agua es cruel, dársela es misericordioso.

Los tiempos que vivimos son de muchas carencias, en todos los aspectos. Muchos de los que sufren pueden tener muy claro qué es lo que les falta, pero tal vez no las oportunidades para obtenerlo. Nuestra intención de ayudar debe ir siempre más allá de las palabras.

 

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Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 

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