Avanzando en Paz hacia una exclusiva Pascua

La siguiente semana empieza la Cuaresma, con la importante y habitual imposición de la ceniza, mientras se nos recuerda, convertíos y creer en el Evangelio.

Empieza el sendero hacia la Pascua que debe ser de penitencia y transformación.

El arrepentimiento no es una expresión comúnmente aceptada hoy en día, y mucho menos convertirlo en un hábito a través de ciertas acciones en nuestras vidas. Ha entrado con fuerza en las categorías y la cultura del universo, que rechaza todo lo que parece contradecir a las personas y su independencia. Nadie está muy preparado para admitir que está realizando tareas mal formuladas, o para intentar cambiarlas, más aún parece una locura creer que con nuestras relaciones mal realizadas hicimos enojar a Dios, fuimos ingratos por su amor.

Si eres joven además puedes festejar la Pascuas en familia.

La admisión de que hemos pecado no se tolera lo suficiente en la adolescencia o la edad adulta … En cambio, cuando admitimos que somos pecadores, nos volvemos más libres y crecemos como personas e hijos de Dios. Y hay momentos en los que realmente cometemos malas acciones y ofendemos a los demás; cooperando con la maldad del mundo entero y, sobre todo, ofendemos a Dios y somos sumamente ingratos con el Amor inconmensurable que Él tiene por nosotros.

Debemos cambiar, transformar, abrirnos a una nueva visión de las cosas que viene de Cristo, bajo la guía de su Espíritu. Gran Cuaresma, momento de un nuevo encuentro con Dios. Los 40 días de la Gran Cuaresma que comenzaremos también serán días de arrepentimiento, reconocimiento de nuestro propio pecado y la oportunidad de pedir misericordia.

Primero hay que confesar propios errores y buscar el perdón.

Si una persona no es lo suficientemente honesta con Dios y consigo misma, y ​​el mal que viene dentro de él está escondido, nunca cambiará, porque no permitirá que la luz penetre en él. No hay nada peor que el primero: perdonar los insultos recibidos de nuestros oponentes. Si controlamos nuestro enojo, si olvidamos los errores de quienes nos cubren, atraeremos el perdón del Padre por nuestras vidas mal manejadas. Es una oración ardiente y confiada que nace de un corazón que ama a Dios y lo busca con insistencia. Además, tiene un poder de caridad muy grande, con su nombre más que hoy, que significa solidaridad. Si compartes lo que tienes, si eres solidario con los que sufren, encontrarás el perdón y convertirás tus tinieblas en luz. Finalmente, el gran predicador sugiere un quinto camino: la humildad. Si somos humildes, pequeños y confiados, atraemos la gracia del Padre Celestial, quien puede llenarnos de su felicidad y quiere que vayamos a donde solos, con nuestras fuerzas, nunca podamos llegar.

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